*El psicólogo canino Andrés Vera, en esta entrevista, nos entrega un análisis de la forma de pensar de nuestros canes y como ellos reaccionan ante hechos traumáticos- como lo fue el incendio de Valparaíso-.
Luis Felipe Caneo
Una de las grandes preocupaciones tras el incendio de Valparaíso fue la situación de los animales damnificados y los posibles daños físicos generados a causa de lo anterior. Un punto que movilizó a una gran cantidad de animalistas y voluntarios, los cuales trabajaron día y noche, por ayudar en la recuperación de los animales en su ámbito físico; sin embargo, ya pasado más de dos semanas del acontecimiento, un punto a considerar alude a comprender y aprender sobre la forma de pensar de los animales y como nuestros amigos peludos reaccionan ante hechos traumáticos.
Un tópico del cual hablamos con Andrés Vera, psicólogo canino y creador dePsicocan Chile, en el Liceo 1 de Niñas de Valparaíso cuando éste era el hospital de campaña para los animales afectados por el incendio. Charlamos en el segundo piso del establecimiento, donde veíamos la panorámica de este lugar marcado por una gran cantidad de animales siendo atendidos por voluntarios no médicos y veterinarios.
-Claramente que los perritos hayan estado insertos en medio de un incendio, puede generar un trauma en ellos. ¿Puedes explicar en qué consiste?
“Claramente hay un trauma de por medio, hay un trauma físico y otro psicológico. Hay varias cosas que nos han pasado acá: nos han llegado perritos completamente sanos, estoy hablando sin ninguna quemadura, sin aparente inhalación de humo, pero si llegan muy asustados. Puede ser que ni asocien el tema del incendio, pero ya hay una separación de los dueños. A causa del incendio, puede quedar un trauma respecto al agua, al incendio, a la sirena, a los aviones, todo factor que haya sido traumático cuando estaban sucediendo los hechos, va a quedar en la memoria del perro. Es necesario trabajar eso con una terapia, a no ser que el perro no quede con una secuela psicológica a futuro en forma natural.”
-¿Es probable lo anterior o se da en muy pocos casos?
“Es probable que se de, pero a ver: acá hay un factor que diferencia y que alude al sector donde vivían los perros y que los diferencia de un perro doméstico tradicional. En este caso, si bien estos perros eran domésticos – teniendo dueños asociados-, el perro probablemente estuvo siempre sin correa y tenía libre tránsito por las calles donde vivía el animal. Entonces, era un hibrido entre un perro de casa y un perro callejero.
Es por eso que ha habido un grado de dificultad al momento de pasear a los perros, los perros tienen su momento de descanso: muchos tienen sus patas con lesiones, por eso están vendados y los cuales no pasean mucho. Pero otros, al momento de colocarles el collar, colocan un grado de dificultad y al pasear también, no son perros seguidores de la correa y el collar.
Y volviendo al trauma, no es mayor al que un humano pueda tener respecto a los recuerdos, son recuerdos que van a quedar en el perro. Va a depender de las condiciones en que viva el perro y del trato que reciba de sus dueños la forma en que va a expresar esos estímulos negativos que tuvo.”
-En este sentido, a raíz de todo el trauma psicológico que significo para el perro el incendio, ¿se puede generar un cuadro de agresividad?
“No directamente de agresividad, pero sí de temor y el temor puede llevar a un estado de defensa y alerta, lo que se suele confundir con agresividad. Hay que hacer la diferencia: la diferencia es entre un perro que ataca y otro que se defiende. El perro naturalmente va a tender a defenderse (ante la presencia de un factor traumático), porque va a recordar y asimilar esta situación de peligro que ya tuvo antes. Pero, no necesariamente de agresividad, simplemente se va a defender.”
- Nos comentaba, uno de los veterinarios, que los gatos tendieron a esconderse y no a escapar como los perros.
“Yo no tengo tanto conocimiento de los gatos, porque me especializo en perros y por lo tanto mi comentario va más del sentido común y de lo que hemos visto. Los gatos, a diferencia de los perros que en algunos casos estaban amarrados, pudieron arrancar y esconderse debajo de los escombros, sufriendo inhalaciones de humo. También, muchos gatitos producto del incendio, subieron a los techos de sus casas y se quemaron las patas. Tienen sus bigotes y cejas quemados. (…).”
-Ahora, una pregunta más personal. ¿ Que te motivo a estudiar psicología canina?
“Yo no fui motivado por la psicología canina, yo soy entrenador de perros por muchos años y donde la psicología fue una de las carreras que me motivo a estudiar, la cual estudia los comportamientos y procesos mentales de la gente en general. Esta carrera está dirigida generalmente a las personas, pero no solamente las personas tienen procesos mentales sino también los perros. Y como tengo más afinidad con los perros, decido fusionar estas dos disciplinas – donde entiendo, además, que junto a Alejandra Rossi no hay otra persona que se dedique a hacer estudios de los perros o de los animales en general. Hay muchos veterinarios que hacen curso de etología, entendiéndose como el estudio del comportamiento de los animales, pero no así la psicología-.
En este sentido, yo quiero ir un poquito más allá. No quiero ver solamente como es la forma de vida sino poder intervenir no sólo a la psicología del perro sino también a la psicología del dueño del perro.”
-Y lo cual da como resultado una tenencia responsable de ellos.
“Yo diría que para no exagerar, en un 90%. Es decir, en el 90% de los casos de problemas conductuales, el problema está en la psicología del dueño y no del perro: como ellos se dirigen al perro, como establecen los liderazgos y los lineamientos.”
-Una de las problemáticas, por ejemplo, en este sentido se relaciona con que el dueño del perro sale y el animal hace un show tremendo. Esto lleva por nombre síndrome por separación, si no me equivoco.
“Eso tiene que ver con ansiedad por separación, la cual se da porque está mal instaurado el tema de los apegos. ¿ Has escuchado del tema del apego bueno y del apego malo?, que se habla mucho en los niños. Es algo similar, es eso en realidad.
Se produce una ansiedad por separación cuando hay un apego inseguro, cuando hay hiper-afecto. Los perros necesitan afecto, pero no tanto como la gente suele darle. La verdad de las cosas, es que el cariño que a veces las personas le dan a los perros es para auto-satisfacción: es decir, a la persona le gusta acariciar al perro, pero el no necesita todas esas caricias. El afecto que le puedes dar a tu perro va en otra dirección: el alimento, su agua, el ejercicio, el juego que puedes hacer con una pelota. El perro viene del lobo y en ese tiempo las personas necesitan, más que una mascota, un animal que los resguardara de los otros animales: comienza a darle alimento y hace que ese lobo se convierta en un animal doméstico. El perro es un lobo doméstico, si de hecho tú buscas vas a ver qué el perro es una categoría y hay muchas razas que son sub-categorías.
Los perros son animales que tienen costumbres arraigadas, instinto, los perros son asesinos. Aunque suene duro, son asesinos: no quiere decir que vaya a matar a una persona necesariamente, pero si pueden haber casos. Si ven a otro animal que es su presa, claramente se lo puede comer.
Entonces, lo que tú me mencionas de la ansiedad por separación, tiene que ver con los humanos y no con el perro: lo tratan como un niño y no lo es. Tiene una psicología muy parecida al niño, existe la ansiedad por separación en los niños y eso se da en el jardín infantil cuando se lleva al niño y hace pataleta porque no quiere entrar: uno le miente diciendo que va a buscarles una pelota y uno desaparece. Trata de imaginarte ese niño que de repente se manda una embarrada y se tapa los ojos, el niño desaparece psicológicamente.
En el caso del perro es lo mismo, el perro siente que el dueño se fue y no tiene idea a qué hora va a volver, el perro no tiene porque saber que el dueño va a volver a las seis de la tarde. Se genera, así, todos estos rasgos de inseguridad y ansiedad propias al estrés: el perro comienza a raspar las puertas, empieza a salivar mucho, se coloca inapetente y el llanto: se genera un problema a los dueños, vecinos y un daño muy grande al perro. El perro sufre mucho.”
-En este sentido, ¿cuáles han sido los problemas conductuales que has podido observar estando en el Hospital de Campaña y en los recorridos por los cerros?
“La verdad, desde un punto de vista psicológico, no hemos visto grandes problemas conductuales, pero si desde el físico porque hemos visto perros dañados por el fuego y el humo. Ha habido muy poca incompatibilidad entre ellos, son muy pocos los territoriales. Hay algunos que están “agresivos”, por el mismo trauma del incendio. Pero, no hemos tenido problemas o inconvenientes psicológicos: temores propios (miedo, trauma y perros en shock). No reviste un problema, es algo esperado.”
- Finalmente, ¿ qué ha significado para ti, en lo personal, haber estado ayudando aca en Valparaíso a los animalitos afectados por el incendio?
“Ha sido una experiencia de aprendizaje gigante, vine sin logos – tengo mi ropa con logos-, pero dije que tengo que venir sin logos e informar a través de las redes sociales pidiendo colaboración. Vine de voluntario y me puse a disposición del encargado del recinto. Tengo experiencias con perros, con perros conflictivos, pero no había tenido la experiencia desde la emergencia. Para mi, ha sido un aprendizaje gigante esta experiencia.”.
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