*Muchos lo han denominado el candidato animalista, por ser el único que ha mostrado una postura clara.
Muchos lo han denominado el candidato animalista, por ser el único que ha mostrado una postura clara frente al tema., con programas de educación y ayuda a los miles de perros que recorren nuestras calles. ¿Cuáles son sus propuestas?
Se considera “perrero”, pero mientras se encontraba en el exilio en Paris no podía tener ni un animal en su departamento de 30 metros cuadrados. A los 20 años le regalaron un perro negro, que bautizó como Freddy Rincón. “Lo amé perdidamente. Viví soltero con él durante 10 años, los dos solos, y fuimos muy felices. Lamentablemente, murió en la campaña pasada”, recuerda Marco Enríquez – Ominami (PRO), candidato a la presidencia.
Fue en ese momento cuando animalistas lo invitaron a realizar un gesto. Y lo hizo: “Adopté a Meo, un perro que salvaron porque venía de una matanza. La Manuelita lo escogió como regalo de cumpleaños para la Karen. Ya tiene cuatro años, duerme adentro, en todas las piezas, donde le da la gana. Ahora hasta tiene Facebook con más de 500 amigos y también Twitter. Él es una pasión, es lo más simpático que hay”. ¿Qué le parece ser el candidato de los animales? “Un honor, encantado”, reconoce.
¿Cómo defines tu relación con Meo?
Lo amo, lo extraño, pero hubo un punto de quiebre entre los dos, un momento difícil, cuando lo esterilicé. Desde ese instante me mira distinto. Rodeado de mujeres, las tres no solidarizaron con el género. Ahí hubo una crisis, y ahora tenemos mucho menos onda. La Karen es la que más lo ama junto a las niñas, y él es un desleal, porque yo soy su verdadero padre (ríe).
¿Alguna anécdota que hayan vivido?
Sí, una vez pasó algo terrible, una tragedia, en realidad. Cuando lo escogimos con la Manuela, no nos dimos cuenta que tenía un resabio de distemper. Él iba creciendo, se acostaba al lado de nosotros, y en las noches era difícil dormir porque se le movía la pierna y hacía un fuerte sonido. Una noche dije: “¡Karen, qué pesadilla!”. Así que fuimos a un veterinario y nos dijo que se iba a morir, que estaba listo para morirse, y la Karen y las niñas lloraban. Qué horror. Por suerte, pedimos una segunda opinión, y nos aseguraron que tenía que tomar un tratamiento. Todo esto en medio de la presidencial, pero se recuperó.
Adoptar fue una gran señal política.
Totalmente. Bueno, se había muerto mi perro, Freddy Rincón, un aspirante a labrador, que era un delincuente, un ladrón incorregible, así que había quedado bastante agotado con él. Cuando me casé, Rincón se quería comer a la Manuelita, entonces se fue donde mi mamá. Sufrí mucho, tenía que ir a verlo; pero finalmente a los 15 años murió de viejo. Ese idiota comió vidrio, chocolate, madera; esos perros locos que se comen todo, una pesadilla. Lo disfruté mucho, pero todo era una pesadilla. Por ejemplo, comprabas un mueble y había que comprarlo de nuevo porque lo hacía tira.
A su lado, Meo es un ángel entonces.
Eso te iba a decir, para mí ha sido un descubrimiento. No sabía que los perros podían ser así, estaba acostumbrado a otros animales, que eran un monstruo. Meo es otra cosa, no ladra, lo adoro. Imagínate que Rincón dormía dentro de la cama con tierra y pasto en sus patas. O sea, dormí con pasto y tierra en la cama durante 10 años (ríe). Fue mucha la pasión con Rincón, venía un poco agobiado también, no quería sufrir de nuevo, lo típico. De repente, los animalistas me dijeron que hiciera un gesto, que adoptara un perro en vez de comprar… La verdad es que yo pensaba no tener nunca más, pero la Karen quería. Las niñitas no eran fanáticas, hasta le tenían miedo a los perros. También pensamos que nunca estamos en la casa. Recuerdo que con Rincón era un problema también, porque yo viajaba mucho a los festivales de cine. Era un lío dejárselo a mi mamá, ir a buscarlo apenas llegaba al aeropuerto, preocuparte del agua, la comida, la caca. Con Rincón era una relación de enojarme, peleábamos mucho. Una vez, se tragó la mitad del zapato de mi primo Gumucio…
¡Un ejercicio de tolerancia!
¡Sí! Pienso que alguien me puso una prueba. Te prometo que me daban ganas de matarlo (ríe). Me decían que se le iba a pasar ese comportamiento el primer año… Año 7, 8, 12… ¡Seguía igual! Una vez lo amarré a un poste en la casa de la playa de mis papás, para que no se escapara, y se llevó el poste, lo tiró abajo. Nos reíamos mucho. Traía toallas, cajas de leche, robaba mucho a otra gente.
Bueno, y las problemáticas en torno a la tenencia responsable, ¿cuándo comenzaron a interesarte?
Siempre he tenido sensibilidad, pero debo confesar que he aprendido con el tiempo. La verdad es que no soy un experto, pero ahora sé un poco más porque me he tenido que preparar. Además, las encargadas de mis redes sociales son todas animalistas, entonces olvídate lo que me acosan. Conversé con “Lindorfo” (el veterinario Sebastián Jiménez) sobre el tema de veterinaria pública, la tenencia responsable de animales, capacitar a las policías. Es parte de mi política pública y está en mi corazón también.
“EN EL TEMA ANIMALISTA, SOY UN ALUMNO”
Si pudiéramos hablar sobre las medidas que se implementarían en un posible gobierno tuyo, ¿cuáles serían?
Educación sobre tenencia responsable es muy importante. Te cuento lo que pasaba con Rincón, por ejemplo. Mi orgullo era que podía salir solo a la calle, y volver, y finalmente es el crimen más grande de todos, porque los perros que tienen dueño y andan en la calle se reproducen más. Los perros vagos están mal alimentados y no se reproducen tanto. Esa frivolidad de que el perrito salió y vuelve en 4 horas más, era una tenencia irresponsable y eso lo aprendí. También es fundamental capacitar a los policías, porque frente a denuncias no tienen idea cómo comportarse. Otra medida sería crear una sociedad protectora de animales, que no hay en Chile y es re importante. Y por último, una política seria de esterilización, con recursos fiscales.
Considerando que es un tema muy evidente, necesario, muy popular por lo demás, ¿por qué no se aprueba la ley de tenencia responsable?
No tengo muchas respuestas. No quiero hablar mal de la clase política, pero no tienen ninguna sensibilidad por este tema. Con Álvaro Escobar, que es animalista, hicimos leyes. Aunque, lo digo con toda honestidad, soy una persona que llegó recién ahora a este tema, no sabía hace 10 años.
Bueno, te diste cuenta y lo tomas en serio.
Sí, hace 7 años estoy en el tema, pero antes no. Cuando entré a la Cámara de Diputados, me impactó la orfandad. Andábamos con los proyectos y a todos les parecía un asunto menor. Fui a Punta Arenas hace poco, y me contaron que hay 12 mil perros vagos… Es un problema de salud pública importante. Un temazo.
¿De quién es la culpa?
De la clase política. Hay que educar a la clase política…
¿Y de qué forma te parece que podemos presionar?
Votando por los candidatos animalistas, por gente que tenga respuestas concretas, más allá de decir que el tema les preocupa.
¿Por qué crees que los otros candidatos no se refieren a los perros abandonados?
Falta de educación. Yo he ido educándome al respecto, he leído, pero no nací con esto. En el tema animalista soy un alumno, pero también un convencido. Hay asuntos en los que uno se maneja, como en cultura. Humildemente, soy el único que viene de la cultura. La novela, la literatura, la pintura y el cine están en mi ADN.
¿Te preocupan otros temas que involucran a los animales?
Sí, “Lindorfo” defiende un planteamiento que me hace sentido. Tenemos hoy un problema en el aparato público, en todo lo que se refiere a la flora y fauna, hay cero institucionalidad, cero. Es un silencio administrativo brutal, porque estamos en un país cuyo modelo exportador es el cobre, que no entiende la naturaleza en su sentido amplio. La naturaleza no es parte de la estrategia, es el motor principal de nuestro país. Chile tiene una gracia, que es la naturaleza y los seres humanos; tenemos algo sin igual, que son los paisajes vírgenes, animales únicos. Está lo que se llama el turismo contemplativo, que vale oro y plata.
Fuente: quiltrosmagazine.cl
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