*Tortugas baula enormes, algunas de ellas con un peso equivalente a la mitad de un automóvil compacto, emergen del océano para reptar por las costas del noreste de Trinidad mientras los aldeanos las aguardan en la oscuridad iluminada por linternas.
Con el caparazón negro que brilla a la luz de la luna, los reptiles avanzan valiéndose de sus poderosas aletas delanteras para movilizar su masa voluminosa sobre la arena.
En los últimos años, cazadores furtivos de Grande Riviere y pueblos cercanos arrasaban con los huevos enterrados por las tortugas y mataban a los animales con machetes para vender su carne en el mercado. Hoy las tortugas baula son el foco de un floreciente mercado turístico.
Su número en esta playa tropical ha resurgido espectacularmente. Hay unas 500 hembras que desovan todas las noches durante la temporada de mayo y junio a lo largo de la playa de 800 metros (875 yardas). Los investigadores consideran la playa de Grand Riviere, junto con un río que desemboca en el Atlántico, como el sitio de mayor concentración de tortugas baula en el mundo.
"A veces cuesta recordar que las baula están en peligro de extinción", dijo el guía turístico Nicholas Alexander mientras veía a los animales emerger del agua.
Con su instinto modelado a lo largo de 100 millones de años, estas poderosas tortugas migran desde las aguas frías del Atlántico norte en Canadá y el norte de Europa para desovar. Los reptiles pueden descender a profundidades oceánicas superiores a los 1.200 metros (4.000 pies) y permanecer bajo el agua hasta una hora. Son más grandes, más fuertes y toleran temperaturas más frías que cualquier otra tortuga marina.
Una noche reciente, la playa protegida estaba tan transitada por tortugas que se tropezaban entre sí. Los enormes reptiles cavaban fosos trabajosamente con las aletas posteriores y depositaban decenas de huevos antes de regresar al agua. Estas mismas hembras volverán en unos diez días a desovar más.
La reaparición de las baula en Trinidad es saludada por muchos como un logro importante después que más de la mitad de todas las baula adultas en el planeta se han perdido desde 1980, en su mayoría en el Pacífico oriental y en Asia.
Cuando los esfuerzos conservacionistas locales comenzaron a principios de la década de 1990, los residentes dicen que no más de 30 tortugas aparecían cada noche durante el momento cumbre de la temporada de desove de seis meses. Ahora, en Grande Riviere y la comunidad oriental de Matura, donde ha crecido otra importante colonia de tortugas baula, los habitantes dicen que llegan más de 700 en los meses de mayor actividad, mayo y junio.
El floreciente turismo para ver a las tortugas suministra ingresos a los pobladores de la zona. El grupo Turtle Village Trust, con sede en Trinidad, dice que ese turismo aporta unos 8,2 millones de dólares anuales. El flujo de visitantes, nacionales y extranjeros, a la costa noreste de Trinidad trepó de 6.500 en el 2000 a más de 60.000 en 2012.
Funcionarios de la organización de Conservación de la Tortuga Marina dicen que Trinidad es hoy probablemente el principal destino turístico mundial para observar las baula.
En un estudio mundial en el 2009 sobre la economía del turismo de las tortugas marinas, investigadores del grupo World Wildlife Fund hallaron que aportaba casi tres veces más dinero que la venta de carne, caparazón y huevos de los reptiles.
Aunque Trinidad tiene un 80% de las tortugas baula, con una población de unas 15.000 hembras que desovan cada dos años, también están prosperando en otros puntos del Caribe como Guyana, Surinam y Puerto Rico.
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