*En el sitio sologatos.net hay una sección donde la gente escribe sobre sus gatos.De todas ellas seleccionamos algunas, que se las presentamos a continuación:
Poema para Gau
Gau, siempre te quise pero te fuiste, te fuiste muy alto, hasta el cielo, con 7 meses, me enamoraste, con 7 meses te fuiste, ahora, en mi corazón estarás, siempre bien clarito, con tus pelos largos, con tu cabecita, con tu simpatía, te extraño.
Autora: Sara
La Gata Viajera.
Una gata a la que su dueña llamaba Mochis ( aunque la gata no encontraba sentido en
ese nombre, lo veía sólo como un montón de letras vacías) decidió ver que había detrás del jardín. Y de la calle. Y del barrio. Y más allá de lo que sus potentes ojos como faros
podían ver.
Entonces,saltó el cerco y miró. Nada raro... ¡¡
ZUUMM!! Una cosa horrenda pasó volando al lado de ella y le hizo tragar un montón de humo asqueroso. La gata se puso a toser, se erizó su pelo y le dirigió un soplido a esa cosa. Era un
auto, que es así como lo llamamos nosotros, los humanos.
¡¡¡ ZUMMMM!!! Otra cosa volvió a lanzar humo, pero la gata estaba preparada. Se hizo una bolita y se quedó allí, acurrucada y temblando, hasta que se dio el paso de peatones. La gata levantó su cabeza, vio todo tranquilo y, agitando su cola, corrió hasta la otra vereda.
Añoró su plato de leche de las tres y siguió caminando, hasta que, cansada por el calor, subió a un árbol, buscó un lugar acogedor y durmió.
Extrañaba tanto la colcha de casa, donde el ventilador agitaba su cabello y la refrescaba... soñando, clavó sus uñas en la rama, se acurrucó y siguió durmiendo...
Mientras tanto, en la casa, la dueña de la gata, creyendo que se había quedado dormida en su colcha, golpeó el plato de leche contra el piso. TIK, TIK, TIK.
- ¡¡ Moochis!! Es hora de la leche...
Al no aparecer la gata, la chica reflexionó y pensó que era un día caluroso, muy perezoso, ideal para dormir. Pero era raro que Mochis no apareciese... decidida, dejó el plato sobre una
bandeja, y fue a despertarla. No estaba. Buscó en todos los rincones de la casa, hasta, que repasando el armario con la vista, se dio cuenta de que había huído, y fue corriendo a despertar a su mamá de la siesta.
La gata vio un pájaro descansar en una rama del árbol. Estaba muy cansada... además, ya había comido un poco de pescado robado del plato de su dueña en la casa... Pensó en SU
casa. En donde la mimaban y le prestaban atención. Ahí, en cambio, estaban todos esos extraños que la podían patear, o llevar a algún lugar extraño... la gata lanzó un maullido de pena y, sin dudarlo más, bajó ágilmente del árbol y se agazapó en un
rincón hasta que se volviera a dar el cruce peatonal. Pero estaba cometiendo un error...
- Mo... Mochis- alcanzó solamente a decir la dueña a su
madre, cuando esta abrió los ojos.
- ¿ Tiró la leche?- dijo la mamá con voz de dormida.
- ¡¡¡ Se escapó!!!- dijo llorando la
dueña.
- ¡ Vamos, vamos a buscarla! No puede haber ido muy lejos...- dijo la mamá, mientras se ponía un vestido. Salieron a la calle.
La gata curzó las dos calles, saltó la cerca y entró a la casa por la puerta para gatos. Maulló esperandólas, pero como nadie respondió, pensó que se habían ido de compras y se metió abajo de un mueble. Se quedó dormida ahí porque estaba muy fresco.
- ¡ Nada! ¡ No la encontramos!- dijo llorando la dueña.
- Volvamos a casa y llamemos a alguien que nos ayude en la búsqueda, pero antes, repasá primero bien toda la casa, mirá si cuando abriste algo se asustó, salió
corriendo y se metió en algún otro lugar...- dijo la madre.
- Bueno, vamos.
Llegaron, abrieron la puerta y corriendo, la chica salió en la búsqueda.
- MOCHIS!!! MOOOOCHIS!!!- dijo, mientras miraba debajo del mueble en el que estaba la gata- Me acuerdo que en éste no miré antes, me olvidé... ¡¡ Acá estabas!! No te habías ido...
La gata quiso decirle que sí lo había hecho, pero como los gatos y las personas no hablan de la misma forma, sólo ronroneó.
- Vení, Mochis, vamos a comprar algunas cosas, pero te llevo en la cestita así no te escapás.
La gata no pensaba hacerlo, después de lo horrible que había resultado su experiencia en la calle...
A Mochis le compraron un collar antipulgas, un plato para la comida, un collar de ubicación por si se perdía, una mantita para la cesta y un juguete para gatos. ¡ Ah! Y me olvidaba del ratón de goma.
Mochis volvió a casa feliz y jugó con las cosas, pensando que no había lugar más interesante que dentro de casa, en donde se sentía protegida, y le sonrió a la dueña. Ésta pensó que estaba loca, pero igual, al servirle otra ración de pescado, también le sonrió.
ese nombre, lo veía sólo como un montón de letras vacías) decidió ver que había detrás del jardín. Y de la calle. Y del barrio. Y más allá de lo que sus potentes ojos como faros
podían ver.
Entonces,saltó el cerco y miró. Nada raro... ¡¡
ZUUMM!! Una cosa horrenda pasó volando al lado de ella y le hizo tragar un montón de humo asqueroso. La gata se puso a toser, se erizó su pelo y le dirigió un soplido a esa cosa. Era un
auto, que es así como lo llamamos nosotros, los humanos.
¡¡¡ ZUMMMM!!! Otra cosa volvió a lanzar humo, pero la gata estaba preparada. Se hizo una bolita y se quedó allí, acurrucada y temblando, hasta que se dio el paso de peatones. La gata levantó su cabeza, vio todo tranquilo y, agitando su cola, corrió hasta la otra vereda.
Añoró su plato de leche de las tres y siguió caminando, hasta que, cansada por el calor, subió a un árbol, buscó un lugar acogedor y durmió.
Extrañaba tanto la colcha de casa, donde el ventilador agitaba su cabello y la refrescaba... soñando, clavó sus uñas en la rama, se acurrucó y siguió durmiendo...
Mientras tanto, en la casa, la dueña de la gata, creyendo que se había quedado dormida en su colcha, golpeó el plato de leche contra el piso. TIK, TIK, TIK.
- ¡¡ Moochis!! Es hora de la leche...
Al no aparecer la gata, la chica reflexionó y pensó que era un día caluroso, muy perezoso, ideal para dormir. Pero era raro que Mochis no apareciese... decidida, dejó el plato sobre una
bandeja, y fue a despertarla. No estaba. Buscó en todos los rincones de la casa, hasta, que repasando el armario con la vista, se dio cuenta de que había huído, y fue corriendo a despertar a su mamá de la siesta.
La gata vio un pájaro descansar en una rama del árbol. Estaba muy cansada... además, ya había comido un poco de pescado robado del plato de su dueña en la casa... Pensó en SU
casa. En donde la mimaban y le prestaban atención. Ahí, en cambio, estaban todos esos extraños que la podían patear, o llevar a algún lugar extraño... la gata lanzó un maullido de pena y, sin dudarlo más, bajó ágilmente del árbol y se agazapó en un
rincón hasta que se volviera a dar el cruce peatonal. Pero estaba cometiendo un error...
- Mo... Mochis- alcanzó solamente a decir la dueña a su
madre, cuando esta abrió los ojos.
- ¿ Tiró la leche?- dijo la mamá con voz de dormida.
- ¡¡¡ Se escapó!!!- dijo llorando la
dueña.
- ¡ Vamos, vamos a buscarla! No puede haber ido muy lejos...- dijo la mamá, mientras se ponía un vestido. Salieron a la calle.
La gata curzó las dos calles, saltó la cerca y entró a la casa por la puerta para gatos. Maulló esperandólas, pero como nadie respondió, pensó que se habían ido de compras y se metió abajo de un mueble. Se quedó dormida ahí porque estaba muy fresco.
- ¡ Nada! ¡ No la encontramos!- dijo llorando la dueña.
- Volvamos a casa y llamemos a alguien que nos ayude en la búsqueda, pero antes, repasá primero bien toda la casa, mirá si cuando abriste algo se asustó, salió
corriendo y se metió en algún otro lugar...- dijo la madre.
- Bueno, vamos.
Llegaron, abrieron la puerta y corriendo, la chica salió en la búsqueda.
- MOCHIS!!! MOOOOCHIS!!!- dijo, mientras miraba debajo del mueble en el que estaba la gata- Me acuerdo que en éste no miré antes, me olvidé... ¡¡ Acá estabas!! No te habías ido...
La gata quiso decirle que sí lo había hecho, pero como los gatos y las personas no hablan de la misma forma, sólo ronroneó.
- Vení, Mochis, vamos a comprar algunas cosas, pero te llevo en la cestita así no te escapás.
La gata no pensaba hacerlo, después de lo horrible que había resultado su experiencia en la calle...
A Mochis le compraron un collar antipulgas, un plato para la comida, un collar de ubicación por si se perdía, una mantita para la cesta y un juguete para gatos. ¡ Ah! Y me olvidaba del ratón de goma.
Mochis volvió a casa feliz y jugó con las cosas, pensando que no había lugar más interesante que dentro de casa, en donde se sentía protegida, y le sonrió a la dueña. Ésta pensó que estaba loca, pero igual, al servirle otra ración de pescado, también le sonrió.
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