miércoles, 5 de marzo de 2008

Maternidad con Mayùscula



*El Instinto Maternal que toda mujer posee queda de manifiesto en el mundo animal.


Las hembras ejercen la maternidad cabalmente e incluso son capaces de dar su vida por las crìas:luchan contra los machos de su propia especie y de calentar a sus retoños con el cuerpo para asì darle fuerzas para sobrevivir.He aquì el caso de una de ellas.


PASEAN A SUS HIJOS

Al igual que el gènero humano , hay especies animales que llevan a cabo la misma funciòn.Una de ellas es la Rana Ladrona de Jamaica, la denominada Rana Cavernìcola.


Èste tipo de ranas ponen sus huevos en las profundidades de las cavernas, es aquì donde la temperatura y el ambiente son lo màs favorable s para el desarrollo de esa nueva vida, puesto que la temperatura es baja y estable y, ademàs, està fuera del alcance de depredadores.Pàjaros, peces y serpientes son sus enemigos.Si los huevos estuvieran situados en un suelo boscoso o en un charco el peligro serìa la principal compañia del huevo.


Un rango distintivo de èsta especie es que las crìas nacen con las caracterìsticas de un adulto y no como un renacuajo.


Los especialistas han podido construir el comportamiento de la madre hacia sus descendencia.Ella entierra sus huevos en pequeñas grietas y terrazas situadas a 87 mts de profundidad.Los resguarda celosamente hasta que se rompan , luego de 32 dìas desde el momento en que fueron depositados e incluso llegan a sentarse sobre ellos para protegerlo de todo peligro.


Los huevos se rompen en un lapso de 24 horas.Las ranas pequeñas llevan consigo una reserva de yema en el amdomen.Una vez nacidas, se adhieren a una parte determinada del cuerpo de su progenitora- espalda, cabeza o costados-, pues asì los transporta al bosque.
LAS RATONAS, UN EJEMPLO
Todos los roedores (ratas, jerbos, ratones y lirones) por esencia traen consigo un fuerte instinto maternal, creado por las circunstancias, se podría decir.La mayoría de sus crías nacen ciegas y sin pelos, es en ese escenario donde los cuidados maternales son fundamentales.
Como una verdadera madre humana, guardando las proporciones, la progenitora calienta a sus hijos construyendo un nido aislante alrededor de ellos usando el pelo de su tórax.Incluso, en ocasiones, se acuesta con sus hijos.
La gran mayoría de los roedores que nacen sosn incapaces de regular su temperatura corporal durante sus primeros 14 días de vida. En caso de que uno de los pequeños se enfríe, algo común, le avisa a ella con un chillido cuya intensidad es superior al rango auditivo humano.Al escuchar el sonido, la madre acude de inmediato en su rescate y lo aprieta contra su cuerpo.Igual actuar tiene la cría si se sale del nido.
Éstas abnegadas madres lamen a sus crías para limpiarlas y estimularlasa orinar y defecar, cuestión imposible para ellos en sus primeras horas de vida.Beben la orina de sus pequeños para mantener limpio el nido.
REFLEXIÓN
Éstos 2 ejemplos nos invitan a reflexionar en torno a la maternidad que actualmente estamos ejerciendo como raza humana, una maternidad que en muchas ocasiones es delegada a un tercero olvidando que el responsable es el ser que lo trajo a este mundo.El problema, creo, no es la delegación de responsabilidad sino el olvido, una especie de amnescia repentina, de la función que la vida te encomendó hacer.

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